La quiropodología es una de las ramas más conocidas dentro de la podología y se centra en el diagnóstico y tratamiento de las afecciones más comunes del pie, especialmente aquellas que afectan la piel y las uñas. Aunque muchas veces se piensa que solo consiste en “cortar uñas”, en realidad es un procedimiento clínico que previene complicaciones, reduce el dolor y mejora la funcionalidad del pie en el día a día.

En este artículo te explicamos en qué consiste, cuándo es recomendable acudir y qué esperar durante una sesión.

¿Qué problemas trata la Quiropodología?

La quiropodología abarca una serie de patologías que, aunque puedan parecer pequeñas, pueden alterar tu forma de caminar, generar dolor y afectar tu calidad de vida.

Los problemas más frecuentes que se tratan son:

✓ Callosidades y durezas

Se producen por presión o fricción continuada. Pueden causar dolor al caminar y alterar la mecánica del pie.

✓ Helomas (ojos de gallo)

Son callos localizados y profundos, muy dolorosos. Su eliminación debe realizarse por un profesional para evitar infecciones.

✓ Uñas engrosadas o deformadas

Pueden deberse a traumatismos, calzado inadecuado o infecciones fúngicas.

✓ Uñas encarnadas

Una de las causas más comunes de dolor en los pies. El tratamiento quiropodológico evita que el problema progrese y ayuda a prevenir infecciones.

✓ Alteraciones de la piel

Como grietas en talones, descamación excesiva o hiperqueratosis.

¿Cómo es una sesión de quiropodología?

La consulta suele durar entre 20 y 40 minutos y se realiza con instrumentos estériles y técnicas indoloras. El proceso habitual incluye:

1. Exploración del pie: revisión de la piel, uñas, puntos de presión y posibles alteraciones.
2. Limpieza y desbridamiento de durezas: utilizando bisturí o fresas específicas, sin causar dolor.
3. Tratamiento de uñas problemáticas: corte clínico, fresado o eliminación de espículas en caso de uñas encarnadas.
4. Hidratación y recomendaciones personalizadas según la actividad del paciente, calzado, tipo de pisada o patología.

¿Cuándo conviene pedir cita con un podólogo?

Aunque no exista dolor intenso, es recomendable acudir cuando:

• Notas durezas que reaparecen con frecuencia
• Te cuesta cortar las uñas correctamente
• Usas calzado de seguridad o pasas muchas horas de pie
• Tienes diabetes (la quiropodología es clave en prevención)
• Practicas deporte
• Sientes molestias al caminar

La quiropodología no solo trata, sino que previene problemas mayores, especialmente en personas con riesgo vascular, neuropatías o deportistas.

Beneficios de un tratamiento quiropodológico regular

✔ Reducción del dolor y mejora al caminar
✔ Prevención de infecciones y heridas
✔ Pies más sanos, hidratados y funcionales
✔ Menor aparición de callos y durezas
✔ Detección temprana de alteraciones biomecánicas

Conclusión

La quiropodología es un tratamiento esencial para mantener la salud del pie, prevenir problemas y mejorar la calidad de vida. Un cuidado regular puede evitar complicaciones y ayudarte a caminar de forma más cómoda y segura.