Las lesiones de ligamentos, como los esguinces y las rupturas, son otra área crítica dentro de la traumatología. Los ligamentos son bandas de tejido conectivo que unen los huesos entre sí y estabilizan las articulaciones. Las lesiones más comunes afectan a las rodillas, los tobillos y los hombros, y suelen ocurrir debido a movimientos bruscos, torsiones o impactos directos. El tratamiento puede incluir reposo, hielo, compresión y elevación (el método RICE), fisioterapia para fortalecer los músculos circundantes y, en casos graves, cirugía para reparar o reconstruir el ligamento dañado. La rehabilitación posterior es esencial para recuperar la movilidad completa y evitar futuras lesiones.

Las fracturas óseas son una de las afecciones más comunes tratadas en el campo de la traumatología. Se producen cuando un hueso sufre una ruptura debido a un impacto significativo, caída o estrés repetitivo. El tratamiento de las fracturas varía según la gravedad y el tipo de fractura, e incluye métodos como la inmovilización con yeso o férulas, la reducción manual o quirúrgica para realinear el hueso y, en casos graves, la implantación de fijaciones internas como tornillos, placas o clavos. Además de la intervención inicial, el proceso de recuperación y rehabilitación es crucial para restaurar la funcionalidad y prevenir complicaciones a largo plazo.

Las lesiones de meniscos son comunes en la traumatología, especialmente entre atletas y personas activas. Los meniscos son discos de cartílago en forma de media luna ubicados en la rodilla, que actúan como amortiguadores entre el fémur y la tibia. Estas lesiones suelen ocurrir debido a movimientos bruscos de torsión o impacto directo. Los síntomas incluyen dolor, hinchazón y dificultad para mover la rodilla. El tratamiento puede variar desde la terapia física y el reposo hasta procedimientos quirúrgicos como la artroscopia para reparar o retirar el tejido dañado. La rehabilitación es crucial para recuperar la funcionalidad y prevenir la artritis a largo plazo.