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Importancia de la Podología en la prevención y tratamiento del pie en el paciente diabético

¿Qué es la diabetes?

La diabetes mellitus se define como un conjunto de trastornos metabólicos, en los que los niveles de  glucosa en la sangre  son elevados de manera persistente o crónica. Dicha concentración elevada de glucosa en la sangre se debe: a un defecto en la producción de insulina, a una resistencia a la acción de la insulina, a un aumento en la producción de glucosa o a una combinación de estas causas.

Tipos:

Diabetes tipo 1: el cuerpo no produce insulina.
Diabetes tipo 2: se trata de la más común, el cuerpo no produce o no usa la insulina de manera adecuada, por lo que la glucosa permanece en la sangre.

¿Qué es el pie diabético?

El Pie diabético es aquel que, a causa de la diabetes, está expuesto a sufrir patologías desencadenadas por la misma.

Con el tiempo, la diabetes puede ocasionar daños en nervios y vasos sanguíneos, produciendo así una pérdida de sensibilidad en los pies, debido a la deficiente vascularización y oxigenación de los tejidos. Es posible entonces, que no se sienta una cortadura, una ampolla o una llaga, provocando que en el pie puedan aparecer úlceras e infecciones, que en los casos más graves pueden inclusivo causar una amputación.

¿Qué importancia tiene el podólogo en un paciente diabético?

El Podólogo es el profesional encargado del cuidado del pie en el paciente diabético, siendo primordial la prevención, el tratamiento y la educación sanitaria del paciente.

En función de los datos obtenidos en la exploración clínica y el nivel de riesgo del paciente, la finalidad de nuestros Podólogos en Marbella es efectuar una prevención integral del pie, destinada a evitar lesiones, y corregir posibles trastornos en el apoyo que puedan potencialmente producirlas.

Consejos o precauciones que debe seguir un diabético con sus pies:

    1. Tener controlado su nivel de glucosa en sangre.
    2. Evitar caminar descalzo para no sufrir alguna lesión producida por objetos que se encuentre en el suelo.
    3. Lavarse los pies todos los días con un jabón suave y con agua tibia.
    4. Usar crema hidratante para mantener la piel de los pies suave e hidratada.
    5. Evitar frío en los pies, usando calcetines que no sean ajustados.
    6. Usar calzado cómodo y que no sea rígido.
    7. Inspeccionar los pies todos los días para detectar cualquier anomalía.
    8. Acudir al Podólogo periódicamente para el corte y cuidado adecuado de uñas, y así tener un control regular y exhaustivo de los pies.

 

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