La piel es el órgano más grande del cuerpo, siendo la capa que nos protege del mundo exterior y a la vez nos conecta con él. Es por ello que el masaje pediátrico o infantil está indicado en niños desde el nacimiento. Es muy útil en niños hiperactivos o inquietos, pues les ayuda a relajarse y tranquilizarse, al igual que en niños con discapacidades, puesto que supone un estímulo muy positivo de confianza, seguridad y autoaceptación.

Entre los beneficios del masaje podríamos destacar:

• Estimulación: del desarrollo fisiológico– psicológico-emocional en el bebé y en el niño a través del tacto.
• Seguridad: el contacto físico hace que se sienta seguro y valorado, permitiendo el desarrollo de su autoestima y la confianza en sí mismo.
• Crecimiento físico: el masaje promueve la conciencia del propio cuerpo, tonifica y fortalece la musculatura, favorece el crecimiento equilibrado, activa la circulación, y favorece el desarrollo del sistema nervioso y del sistema inmune (sus defensas).
• Bienestar: alivia el dolor y ayuda a la relajación, prolongando y profundizando el sueño.
• Mejora la digestión: favorece la eliminación de gases y, así, evita el estreñimiento.
• Mejora e incrementa el vínculo entre padres e hijos, fortalece el respeto mutuo, y reduce el estrés de los padres.